sábado, 18 de diciembre de 2010

Travesía de montaña. El Retriñón y los Arrudos


Hacía ya algún tiempo que teníamos planeado con Angel y Perfe hacer esta ruta y ascender al Retriñon (1.862 m). Además aprovechamos una ruta marcada: la ruta de las brañas alleranas y la unimos con otra ruta conocida: el desfiladero de los Arrudos.

Teníamos puestas muchas ilusiones (y ganas) en esta travesía. Pero al mismo tiempo algo de reservas por la longitud de la misma (unos 25 km) y la dureza que entraña la ascensión a la cumbre del Retriñon. No obstante ya habíamos planeado un par de vías de escape alternativas para poder termirar en Felechosa o en Cuevas si veíamos que se nos estaba haciendo duro el camino.

Afortunadamente pudimos completar la ruta en su totalidad y disfrutar de un hermoso día de montaña. El tiempo nos acompañó en todo momento y las fuerzas también. Llegamos a Caleao después de 10 horas de camino. Muy cansados, pero con la satisfacción que te da haber completado una jornada en la que a priori, no teníamos tan claro poder conseguir lo que nos habíamos propuesto.


Distancia: 25 kilómetros (aproximadamente)
Dificultad: muy alta
Duración aproximada: 10 horas
el retriñon y los arrudosPartimos muy temprano (8:30) de Felechosa, pues tenemos por delante una travesía muy larga y con el aliciente de la ascensión al pico Retriñon (1.862 m). Aunque nos entretenemos un poco alrededor de la Ermita de la Virgen de la Antigua y el molino de agua que hay al lado, pronto nos ponemos en camino y damos comienzo a la ruta siguiendo un sendero que va paralelo al río Fresneo. Está perfectamente señalizado, puesto que pertenece a la ruta allerana de las brañas.
El camino es un contínuo ascenso que discurre entre un tupido bosque y que se cruza tres veces con el río a través de los puentes del Piru Pintu. Bajo el último de estos puentes hay una sonora cascada que rompe el silencio que nos acompaña. El bosque ha dejado paso a un tramo de rocas: las Penas Cutias.
De nuevo adentrados en el bosque seguimos ascendiendo ahora contínuamente por el márgen derecho del río. No lo habremos de cruzar más y pronto nos desviaremos de su trayectoria para seguirel retriñon y los arrudosascendiendo hasta un punto en el que la tupida vegetación deja paso al monte bajo. Nos paramos un poco a contemplar la angostura y belleza del valle que ya hemos dejado atrás. Ante nosotros tenemos una subida que de nuevo se interna entre enormes rocas y que, poco a poco, nos conduce hasta el Mayaín. Aquí paramos a charlar con un ganadero de Felechosa y podemos contemplar por primera vez el Retriñon, que nos espera con niebla en la cumbre. Es aún temprano y confiamos en que despejará. Si no es así nos vamos a quedar sin subir, y sería una pena.
el retriñon y los arrudosAl poco de abandonar el Mayaín llegamos a una collada donde está el límite entre los concejos de Aller y Sobrescobio. Unas pocas fotos del valle que conduce a Sobrescobio a través de la ruta del alba y continuamos por un camino que nos lleva en dirección este y que nos lleva hasta la campera de la Valencia atravesando un bonito acebal y acompañados durante un rato por los cantos de un cuco.
Llegamos a la campera de la Valencia, que es la base de la cara meridional del  Retriñon. Estamos en la cima del valle del Chirrial y tenemos ante nosotros, al fondo, las brañas de El Otero, La Tabierna, Las Ordaliegas, La Mornera y Mollón.
Pero ahora lo que toca es atacar la subida al Retriñón. Ante nosotros tenemos un desnivel de 500el retriñon y los arrudosmetros hasta la cima por una ladera que carece, por supuesto, de camino marcado. Por lo tanto hemos de buscar nosotros la forma mejor de llegar arriba. Tras unos minutos de deliberación nos ponemos en marcha y pronto vemos algún montículo de piedras que otros montañeros han dejado como guía. Ya se ha resuelto nuestro problema y seguimos fielmente las señales de piedras.
Después de algo más de una hora de dura ascensión obtenemos nuestra recompensa y hacemos cumbre. Allí arriba ahora no hay niebla, pero tampoco está el día despejado. Nos tomamos un respiro, comemos algo para reponer fuerzas y como vemos que parece que viene niebla comenzamos el descenso.
Sin embargo no bajamos por donde subimos, sino que lo hacemos ahora por la cara este. La bajada es cruzando una zona de monte bajo por donde no hay camino marcado y que, como llevamos pantalón corto, nos deja las piernas bastante “calentitas” con los pinchos de los matojos. Descendemos también aprovechando el cauce de un riachuelo que a tramos aparece y en otros se filtra por debajo de la tierra.
el retriñon y los arrudosLa bajada nos lleva directamente a la braña de El Otero. Pero un poco antes nos encontramos con una cueva que no nos resistimos a “explorar”. Llevamos una pequeña linterna que se pone en la cabeza y nos damos una vuelta por el interior de la caverna. El suelo está muy embarrado y la oquedad es muy grande. Ni llevamos material y somos espeleólogos, por lo que la exploración se limita a adentrarse unos pocos metros en la cavidad hasta que lael retriñon y los arrudos oscuridad es total y la cueva hace un giro a la derecha. La prudencia obliga a dar la vuelta. Quizá algún día vengamos mejor preparados para poder adentrarnos un poco más.
Hemos hecho un buen tramo, pero aún queda mucho por andar. Tras una breve conversación con el retriñon y los arrudosunos ganaderos que encontramos en El Otero, rellenamos las cantimploras en una fuente que hay en esa braña y buscamos un sitio para comer. Disfrutamos de la comida y de un pequeño reposo y pronto nos ponemos de nuevo en camino en dirección a la braña de La Tabierna, a la que accedemos por un camino entre acebos y por el que esperábamos ver algún corzo, pues nos habían dicho que por allí había bastantes. No hubo suerte.
Desde La Tabierna continuamos en dirección suroeste hacia otra braña en la que hay una gran valla que delimita los pastos de Aller y Caso. Cruzamos la línea y nos metemos por un camino que baja por un valle entre acebos y que nos lleva a una braña donde las cabañas están todas en ruinas. A partir de aquí el camino desaparece literalmente entre la vegetación y nos ponemos en la disyuntiva deel retriñon y los arrudosseguir adelante o volver sobre nuestros pasos hacia La Tabierna y desde ahí bajar a Cuevas. Optamos por seguir adelante y tratar de bajar hasta la orilla de un río que vemos al fondo del valle. Lo hacemos entre la vegetación, y esto aumenta nuestras ya arañadas piernas. Pero pronto alcanzamos el fondo del valle y con él un camino que nos conduce, por un espectacular hayedo, hasta el desfiladero de los Arrudos.
Aquí la ruta está perfectamente señalizada y acondicionada. Su discurrir por entre las rocas delel retriñon y los arrudosdesfiladero junto con el, por momentos, atronador ruido del agua que baja por el río, nos hace olvidarnos del cansancio acumulado y los arañazos en las piernas. Nos paramos a hacer fotos y disfrutar del entorno en una época del año en la que el río está en pleno esplendor por ser época de deshielo.
De esta manera, sobre las seis y media de la tarde, después de unas 10 horas de ruta, llegamos al el retriñon y los arrudospueblo casín de Caleao. Es hora de relajarse un poco mientras esperamos que llegue Juan Carlos a buscarnos con el coche para llevarnos de nuevo a Felechosa. Le estamos muy agradecidos por el favor que nos ha hecho.
Ha sido una jornada dura, que nos reportó agujetas durante varios días. Pero que a buen seguro que no se nos va a olvidar esta guapa experiencia por los montes de caso y alleranos.

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